martes, 13 de octubre de 2015

Un texto que haga migas mi rebanada de pan.

En estos días he pensado que quiero leer algo que me exprima los sentimientos, el corazón,  o más bien el alma, que parece estar conectada con los primeros dos, en resumen y como se suele decir, un escrito que me de tres vueltas.  

Una vez leí un libro sobre un doctor que intentó pesar el alma.  Su experimento consistía en pesar a un paciente en estado terminal, y estar pendiente del momento de su muerte, es decir de su último respiro, algo de lo que nunca estaremos seguros, pues  ¿cómo saber que nuestra última interacción con el aire es una aspiración o una espiración ? La prueba del doctor dio como resultado que el alma de una persona pesaba lo mismo que una fina rebanada de pan, es decir, unos cuantos gramos.

En fin, el punto es que  quiero enfrentarme ante un texto que me desacomode, que me cuestione y haga cuestionar a las personas, el mundo, la política, familia, religión, personas, el sexo, relaciones, etc. pues plantearnos interrogantes,con o sin solución creo yo, aparte de su objetivo primordial, divertir, es otro de los grandes fines de la lectura.  

No sé por qué, pero creo que voy a encontrar esa sensación en algún libro de Susan Sontag, y también creo que debería leer alguna de sus obras de  no ficción.  Cuando llego a esa conclusión, desisto un poco de la idea, pues, la verdad prefiero la ficción, pues me gusta más que me narren una historia a que saquen conclusiones sobre un tema en particular, a menos que a estas les impongan las vestiduras de  una historia. 

De pronto le daré la oportunidad a Sontag antes de que se acabe este año, pero también dije que se la iba a dar a Tom Clancy, sobre todo porque el juego Splinter Cell está basado en sus libros, pero tampoco lo he hecho, de hecho nunca he tenido un orden estipulado en lo que voy leyendo, sino más bien es pura cuestión de feeling, como dejar que los libros me encuentren en vez de seleccionarlos deliberadamente.

Por el momento seguiré mirando reseñas y comentarios de los libros de Sontag, hasta que me decida por alguno, o llegue cualquier otro y derrumbe todos mis planes de lectura; ya les contaré.

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